La importancia de reconocer la ansiedad

Se habla mucho de problemas de ansiedad, a veces incluso cuando se están tratando algunos síntomas físicos como problemas de piel, insomnio, fatiga o dolores musculares. Cuando se descarta su origen físico se suelen atribuir al estrés o la ansiedad. Sin embargo, no se habla mucho de qué es la ansiedad.

La ansiedad en términos básicos es una emoción como puede ser el enfado o el miedo. Como tal, su función es servir de “alarma” cuando se produce un cambio en nuestro entorno o en nosotros mismos al que tenemos que responder y adaptarnos. Las emociones tienen un principio (cuando se percibe el cambio) y un fin (cuando se da una resolución para adaptarnos al cambio).

El ciclo del miedo

Para conocer cómo funciona la ansiedad primero tenemos que saber cómo funciona el ciclo del miedo. El miedo aparece como respuesta a amenazas que sean tangibles, concretas y puntuales en el tiempo. Esta emoción provoca reacciones en nuestro cuerpo que lo preparan para huir de la amenaza o atacarla. Estas reacciones son, entre otras: dilatación de las pupilas, aumento del ritmo cardiaco, aceleración de la respiración y tensión muscular. La resolución en este caso sería la huida de la amenaza o la neutralización de esta y toda esa preparación de nuestro cuerpo nos ayuda a conseguirlo dejándonos después cansados.

¿Entonces, cómo afecta la ansiedad?

Cómo detectar que sufro ansiedadLa ansiedad funciona de manera similar. Aparece como respuesta a una amenaza, pero en este caso es ante una amenaza intangible, abstracta y mantenida en el tiempo. Pongamos como ejemplo de este tipo de amenaza tener la creencia de que somos unos inútiles en el trabajo. Esta creencia nos resulta amenazante porque si se cumple, nos podemos quedar sin trabajo y sin medios para vivir. La ansiedad reacciona igual a esta amenaza que lo haría a las del miedo, provocando las mismas reacciones en nuestro cuerpo. El problema es que estas amenazas no pueden resolverse huyendo o atacando. No se puede atacar una idea ni huir de ella. Esto hace que las reacciones de nuestro cuerpo y la energía acumulada no se utilicen y nos quedemos tensos y preocupados.

¿Cuáles son los síntomas más frecuentes?

Debido a este proceso, muchos síntomas de una ansiedad intensa se corresponden con lo que ya hemos hablado: taquicardias, hiperventilación y sensación de ahogo (por respirar más rápido), o dolores musculares. Hablaremos más delante de estos síntomas, pero lo importante es saber que no se puede morir de ansiedad, igual que no se puede morir de amor, a pesar de que los síntomas puedan ser muy desagradables. No dejan de ser reacciones emocionales y no suponen un peligro. En ocasiones estos síntomas pueden aparecer fuera de un contexto estresante, pero tienen que ver con otras preocupaciones, pensamientos o creencias que tengamos.

¿Cómo puedo solucionar mi problema de ansiedad?

Teniendo en cuenta este proceso de la ansiedad, ¿cómo llegamos a la resolución? La respuesta está en escucharnos y comprendernos a nosotros mismos. Ver qué nos preocupa y por qué nos preocupa, de qué tenemos miedo y qué podemos hacer para que no sea tan amenazante. Decirnos cosas como “no es para tanto” o “esto no es como para preocuparse” no nos ayuda porque ya nos está preocupando, sea por la razón que sea, y está siendo lo bastante importante para nosotros como para tener una reacción emocional intensa.

Es importante tratarnos con amabilidad, tener la intención de escucharnos de verdad y no minimizar nuestros sentimientos. Esto puede ser más difícil de lo que parece y por ello la terapia es un recurso que ayuda en esta exploración y cuidado de nosotros mismos y hace más fácil encontrar las respuestas.

Si tienes más dudas sobre cómo tratar la ansiedad, este post te ha parecido útil o tienes alguna consulta, ponte en contacto con nosotras. ¡Estamos más que encantadas de ayudarte!